DESCRIBEN UN COMPORTAMIENTO INÉDITO EN UN ANIMAL MARINO

Los científicos han observado, por primera vez, un comportamiento peculiar en un animal marino. La especie de raya Bathyraja spinosissima, presente en la Reserva Marina de Galápagos, en Ecuador, utiliza el calor volcánico emitido por los respiraderos hidrotermales o fumaderas para acelerar el proceso de incubación de sus huevos, que se estima en más de 1.500 días.

Los científicos conocen bastante bien a las comunidades animales de la Reserva Marina de Galápagos que se encuentran a escasa profundidad, hasta los 40 metros que alcanzan los equipos de buceo autónomo. No obstante, se tiene un desconocimiento notable de los ecosistemas que se encuentran a mayor profundidad, que son predominantes en los casi 140.000 kilómetros cuadrados de superficie de la Reserva.

Para paliar esta situación, un amplio equipo de investigación de Ecuador, Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos encabezado por Pelayo Salinas de León, ecólogo marino en la Fundación Charles Darwin -una ONG financiada por donaciones privadas- consiguió en 2015 que la embarcación E/V Nautilus del Ocean Exploration Trust visitara las Islas Galápagos para un crucero de investigación conjunto con la Dirección del Parque Nacional Galápagos, de 10 días de duración.

Esta embarcación, dotada de tecnología de vanguardia, es capaz de explorar ecosistemas marinos hasta 4.000 metros de profundidad. Durante una de las inmersiones de esa campaña, en una fuente hidrotermal situada al norte de la isla Darwin, en el extremo norte del archipiélago, este Vehículo Operado Remotamente (VOR) encontró, en un fondo a 1.600 metros de profundidad, “un descubrimiento excitante, huevos de lo que parecía ser una especie de tiburón o raya, al lado de una fumarola hidrotermal activa”, señala en declaraciones a DiCYT Pelayo Salinas de León.

Con el brazo robótico del VOR se colectaron una serie de muestras que luego se procesaron en el barco y en laboratorios de la Fundación Save Our Seas para realizar análisis genéticos que confirmaran la especie a la que pertenecían los huevos.

Después del crucero, “se analizaron los vídeos del VOR y los archivos de navegación-posición para mapear la ubicación exacta de los huevos en referencia a las fumarolas hidrotermales”, precisa. También se usaron los sensores de temperatura de la embarcación para medir la temperatura ambiente cerca y lejos de las fumarolas y donde se encontraron los huevos.

Finalmente, gracias a los análisis genéticos y a la confirmación visual de los expertos taxónomos se pudo identificar que los huevos pertenecían a la especie de raya Bathyraja spinosissima. Al estudiar toda la información, los investigadores reportaron una clara asociación entre una temperatura elevada y la ubicación de los huevos.

“Los tiempos de incubación publicados para especies de raya del mismo género en aguas a 4’4 grados son de 1.290 días. Teniendo en cuenta que en la zona donde encontramos los huevos la temperatura era de 2’7 grados, una correlación conservadora sugeriría que a esta temperatura la incubación podría llevar más de 1.500 días”, detalla el investigador.

Teniendo en cuenta que el lugar donde se encontraron los huevos tiene una temperatura casi siempre mayor a la ambiente, el equipo plantea que esta especie “coloca activamente los huevos en fumarolas hidrotermales para acelerar el proceso de incubación”.

Se trata de la primera vez que se documenta este comportamiento en el ambiente marino. En tierra sólo se ha documentado en el registro fósil, en dinosaurios saurópodos, y en una extraña ave originaria de Tonga, tal y como recuerda Salinas de León.

El trabajo, publicado hoy en la revista Scientific Reports, tiene importantes implicaciones en materia de conservación. En comparación con otros animales marinos, esta especie de raya de aguas profundas tiene una vida más larga y una tasa de desarrollo más lenta, lo que podría traducirse en un mayor riesgo de extinción. Conseguir una mejor comprensión de este animal y de su hábitat es vital para planificar estrategias de conservación efectivas, así como para identificar y proteger estos viveros de huevos de la expansión de las pesquerías hacia aguas más profundas.

Fuente: Noticias de la Ciencia

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