INSECTOS: LA FUENTE DE PROTEÍNAS DEL FUTURO


La entomofagia es la ingesta de insectos y arácnidos, o artrópodos en general, como alimento para los humanos y los animales. Se trata de una nueva dieta, basada en la ingesta de insectos que se está expandiendo por la sociedad y, pese a parecer algo extraña, son muchos los expertos que la definen como una dieta más sostenible y barata.

Esta dieta insectívora, la cual ya seguían nuestros primeros ancestros, ha vuelto a aparecer, extendiéndose por la sociedad, y esta vez parece que para quedarse. Las proteínas forman una parte indispensable de nuestra alimentación, por lo que no podemos prescindir de ellas. Por tanto, como medio para combatir la masiva producción cárnica actual (y la futura), muchos expertos han comenzado a considerar la dieta entomógama una buena alternativa a medio plazo.

A estas voces expertas se ha sumado John Chambers, conocido por ser CEO de Cisco durante más de veinte años y que dejará la compañía a finales de año. En el marco de la conferencia Techonomy el ejecutivo afirmaba que “son la forma más limpia y que menos compromete al medio ambiente”, asegurando que los bichos, otrora delicatessen inimaginable en gran parte del mundo occidental, supondrán nuestra principal fuente de proteínas en 20 años, tal vez en 15.

Estas predicciones coinciden con la aparición de compañías como la texana Aspire Food Group, que cultiva grillos para el consumo humano o la apuesta de la cadena suiza de supermercados Coop por una nueva línea de productos basada en insectos, en la que pueden encontrarse albóndigas y hamburguesas elaboradas a partir de gusanos.

Concretamente, la cadena Aspire cultiva sus grillos en contenedores y es manejada por robots automatizados. Chambers recuerda al ecosistema de Silicon Valley que vigile de cerca este mercado innovador para no perderse la transición a un nuevo modelo de alimentación, en el que tendrán destacada presencia las granjas verticales y cultivos hidropónicos, la acuaponía, las carnes in vitro o los productos animales artificiales. Y junto a ellos, platos como la sopa de saltamontes con ajo, los gusanos en salsa o los grillos fritos serán una constante en nuestras cocinas, aunque en la actualidad cerca de dos mil millones de personas en todo el mundo consumen bichos en su dieta habitual.

Según apuntan expertos, dejar de comer carne roja es uno de los principales puntos de partida para cuidar el planeta. Esto se debe a que esta industria es responsable de un gran desperdicio de agua y emisión de CO2.

En torno al consumo y producción de insectos, un extenso informe de la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura hace hincapié en la importante solución que suponen para paliar el hambre y poder afrontar la superpoblación demográfica, subrayando su contribución a la lucha contra el cambio climático, puesto que cada vez será menos sostenible -y más catastrófico- expandir la superficie dedicada a la agricultura, y además de la escasez de agua, los océanos ya están sobreexplotados por la destructiva mano humana. También emiten menos gases de efecto invernadero que el ganado tradicional.


Producir insectos es mucho más económico por el abaratamiento de costes que supone su crianza y la reducción de medios logísticos -pueden ser recogidos de forma directa de la naturaleza-. "Los insectos son animales de sangre fría y tienen un menor coste energético. Las especies de sangre caliente mantienen la temperatura y cuestan más de criar, mientras que los insectos se reproducen muy rápido y no necesitan de muchos cuidados", argumenta Mulet, biotecnólogo y director del Máster de Biotecnología Molecular y Celular de Plantas en la Universidad Politécnica de Valencia.

Entre los más consumidos se encuentran los escarabajos (31%) orugas (18%) y abejas y hormigas (14%), seguidos de saltamontes, langostas y grillos (13%), cigarras, saltamontes, chicharras, cochinillas y chinches (10%), libélulas (3%) y moscas (2%).

En cuanto a su aporte proteico este puede ser, según el insecto, similar o incluso significativamente superior al del pollo o la carne de cerdo, además de aportar grasas, proteínas, vitaminas, fibra y minerales.


Fuentes: CNET, Ticbeat

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